lunes, 13 de septiembre de 2010

Tika: Noche psicótica. Febrero de 2009, Buenos Aires, Argentina

Iba por la vida como si todo viniera por aditamento. Lo que se encontraba respondía a sus esfuerzos primarios, sin siquiera notar que todo hacía parte de una misma cosa, de un sólo núcleo, de un sólo elemento.

Sólo allí, lejos de todo lo que concebía como lógico, entendería la razón de sus actos.


Estaba lejos de todo aquello. Sin reconocer los hábitos antiguos de su rutinaria superficie. Entró en aquella otra, enteramente ajena, llena de velocidad y energía complementada por el amor de quienes la rodeaban sin conocerse y, sin reconocer en los otros, individuos íntegros con completa composición de su ser, llenos de alegría, vitalidad, individualidad y rencor por todo lo que no hizo y otro sí.

Sin la eventual ingenuidad de concebir al otro como algo más que su presencia y sus casualidades.


Allí había algo que complementa la existencia… no sólo la suya sino de sus amigos y familiares.

Algo de pudor, pero de energía vital, que finalmente fue el reconocimiento de sus propias decisiones. Las razones por las que los demás existían, hacía parte de su propia existencia.

Cómo todas esas vidas unidas por un mismo destino noctámbulo o sólo una misma decisión de vida, lograban congregar una razón de ser y de hacer, y así, logró convertirse en la razón de sus días. Ya no hacía parte de una rutina, ya no aplazaba reuniones postergando las prioridades. Las prioridades cambiaron, llegaron por sí solas contestando sus preguntas.

Ese día, aquellos que parecían ser otros títeres, hicieron que su vida tuviera sentido. No seran títeres, por más que todos se prendieran de lo que más les gustara ser… allí afuera había más: lo pudo ver con toda claridad.

Era la magia de la vida concentrada en el alcohol y el cannabis aflorando todo lo que hace parte de las almas y no se intercambia por protocolos.

Allí estaba la gente con miedos, orgullos y alegrías, intentando hacer lo mismo que ella: vencer el tiempo y sentirse orgullosa de su obra. Nada más… Sólo eso… averiguar qué había más allá. A través de la gente común, de otros lugares mágicos e imaginarios que se convertían día a día en realidad, había encontrado la razón para salir de la celda, razones para seguirse liberando y seguir contribuyendo a la coexistencia.

Todo estaba lleno de satisfacción, de conocimiento de causa, de alternativas para la elección. Todos hacían parte del mismo juego y cada uno le hablaba en un idioma diferente. Desde este momento ella tendría que decodificarlo y traducirlo en su propia obra.

Era el tiempo para soñar, para luchar por sus metas y sus anhelos. Aprender de lo básico para darse cuenta que la felicidad se encuentra en el alma, en quienes la rodean a diario, de quienes aportan de alguna manera a su pedazo de experiencia y la impulsan con su propio orgullo.

Todo hacía parte de su misma obra y después de este día lo veía con más claridad.

Sólo importaba su felicidad… se entera día a día…